La Iglesia celebra el domingo 23 de enero el «Domingo de la Palabra de Dios», correspondiendo al llI Domingo del Tiempo Ordinario.
Cómo explicamos en el anterior artículo, fue fijado por el Papa Francisco en esta fecha e instituido con la Carta Apostólica «Aperuit Illis» en forma de «Motu proprio».
Coincide esta celebración con la «Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos», invitados en este tiempo a reforzar los lazos entre ellos y rezar por la unidad.
Celebrar el Domingo de la Palabra de Dios «expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad».
Éste año también coincide con el sínodo, que facilita el encuentro para el diálogo, la escucha y la reflexión, buscando de este modo una Iglesia de comunión, participación y misión.
El título que se ha elegido este año es «La Palabra de Dios alimenta la vida».
Para vivir esta jornada con más profundidad, el área de Pastoral Bíblica de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha editado unos materiales que sirven de ayuda en esta celebración.
Para acceder a estos materiales, pinchar en el botón:
La Palabra de Dios
Como hemos dicho anteriormente, el título escogido es «La Palabra de Dios alimenta la vida».
Así es, la Palabra de Dios es el alimento para nuestra vida, es necesaria para caminar cada día y no perder el rumbo.
Es la luz que nos alumbra el camino a seguir y nos da impulso a buscar y recorrer la verdad y la belleza de la vida cristiana.
Se nos invita a hacer espacio a la Palabra de Dios en nuestras vidas.
A buscar respuesta en Ella ante los interrogantes que cada día nos plantea la vida en los distintos aspectos de la persona: «dejar un espacio a la Palabra de Dios en nuestro día a día y leer la Biblia entablando una conversación con Dios, sabiendo que allí está el Señor para hablarnos y para revelarnos sus secretos más íntimos».
Alimentándonos de Ella, Dios se encuentra en nosotros comunicándonos de esta forma su vida y respondiendo nosotros a su amor, hace que nuestra historia se convierta también en historia de salvación.
Uno de los métodos para acercarnos a Ella es el de la lectio divina.
Éste método es una práctica muy antigua que nos enseña a leer la Palabra, meditarla y vivirla.
El texto que ha escogido el Papa Francisco para este domingo es «¡Bienaventurado el que escucha la Palabra de Dios!» (cf Lc 11,28).
Señalándonos de esta manera, la importancia de la oración en cada momento de nuestro día a día.
Nos invita a orar la oración que Jesús nos enseñó, afirmando de este modo, no solo la relación filial con Dios sino también el cumplir la voluntad del Padre, que es fuente de la salvación.
También a ponerla en práctica dando testimonio de Ella en nuestras vidas.
De este modo, la comunidad cristiana se convierte en un lugar privilegiado donde se escucha y vive la Palabra, permitiendo reforzar este domingo esta oración, para que podamos ofrecer esperanza en medio de las dificultades.
Podemos ser testigos de la Palabra en distintos ambientes:
1. La Palabra de Dios en comunidad
Es importante orar en comunidad, fomentando de esta forma el encuentro personal y comunitario con la Palabra de Dios.
Estamos llamados a convertirnos en instrumentos en manos del Señor y para ello, es necesario dejarnos interpelar, transformando nuestro corazón para poder anunciar el Evangelio con nuestra vida.
Es fundamental crear espacios formativos donde se dé este encuentro, y de entre ellos, se nos propone la entronización de la biblia.
2. La Palabra de Dios en familia
La familia, «Iglesia doméstica» es un lugar propicio para escuchar, meditar y orar la Palabra de Dios.
«En efecto, con el anuncio de la Palabra de Dios, la Iglesia revela a la familia cristiana su verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan del Señor» (Verbum Domini, 85).
Dejándonos transformar por ella, experimentaremos la vida como un camino siempre nuevo donde cada uno de nosotros seamos testimonio.
3. La Palabra de Dios en la oración personal
Es en el encuentro personal con la Palabra de Dios cuando se produce un cambio en las personas que la escuchan.
Unido ello a la acción, el compromiso y la solidaridad, nos ayuda a convertirnos en portadores de la Buena Nueva de anunciar el Evangelio para todos.
4. Iglesia y Palabra de Dios
Como ya sabemos «La Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella. A lo largo de toda su historia, el Pueblo de Dios ha encontrado siempre en ella su fuerza, y la comunidad eclesial crece también hoy en la escucha, en la celebración y en el estudio de la Palabra de Dios» (Verbum Domini, 3).
El Papa nos comenta la importancia de la formación adecuada de los fieles para ser anunciadores de la Palabra y nos habla del Ministerio del Lectorado, importante también para saber trasmitirla.
Palabra de Dios y Catequesis a la luz del nuevo Directorio
El nuevo Directorio para la Catequesis, aborda este tema de la transmisión del Evangelio.
Es la misión de la Iglesia estar al servicio de la Palabra de Dios y anunciarla al mundo, que fue el mandato que el Señor nos dejó.
Entre las diversas formas que se puede ejercer el ministerio de la Palabra, está el servicio catequístico.
«En la vida de la comunidad cristiana, la catequesis tiene la tarea de ser «la caja de resonancia» de la Palabra de Dios en el corazón de los hombres, ayudando a cada uno a entrar en un diálogo íntimo y amoroso con Dios.»
Es importante por tanto la formación de los catequistas, para poder transmitir y profundizar en la fe.
Bibliografía recomendada
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Escrito por: Mercedes Roldán.