¿Qué nos dice el Santo Padre para la Cuaresma 2022?

Comenzamos la Cuaresma 2022 con el Miércoles de ceniza y un año más el Santo Padre se dirige a todos nosotros con un mensaje concreto para vivirla de manera más profunda y entregada.

Cómo ya sabemos, la Cuaresma es un tiempo favorable, donde se nos invita a volver la mirada a Dios, a renovar nuestra vida, en éste camino que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo, muerto y resucitado.

Este año nos invita el papa a reflexionar sobre la exhortación de San Pablo a los Gálatas:

«No nos cansemos de obrar el bien; que a su debido tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. Por tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos…» (Ga 6,9-10)

Es una invitación a sembrar el bien en cada momento de nuestras vidas, siendo cada ocasión una oportunidad que se nos da para hacerlo.

1. La siembra y la cosecha. Cuaresma 2022

San Pablo nos recuerda la imagen de la siembra y la cosecha. Este tiempo de Cuaresma nos hace detenernos un momento, en la importancia real de nuestra vida; es un tiempo propicio que nos invita a la conversión, a cambiar nuestro modo de vida, ya que ésta es fugaz.

Nos dejamos llevar a veces por la avidez y la soberbia, como si nosotros mismos tuviésemos el control de nuestra vida (nos recuerda al pasaje del evangelio Lc 12,16-21). Y es dando como descubrimos la verdad y la belleza, porque es sembrando el bien y compartiendo cuando uno mas recibe.

Dios se nos da por completo «sigue derramando en la humanidad semillas de bien» (Fratelli Tutti, 54).

Respondamos por tanto, acogiendo su don y su Palabra, que se haga fecunda en nuestra vida, de esta manera podremos dar a los demás, siendo instrumentos en sus manos. Él nos hace participes de su obra, siendo una gracia que Dios nos regala para que se haga fecunda.

El hacer el bien, es un beneficio para los demás, e incluso para nosotros mismos. A veces no se nos pide grandes cosas, pero si podemos sembrar pequeñas semillas en nuestras relaciones diarias e incluso en los pequeños gestos de cada día.

Es muy importante saber que en Dios no se pierde ningún acto de amor, a veces nos deja ver esos frutos y a veces no, pero no cabe duda que todo el bien hecho Dios lo ve y lo multiplica, siendo frutos de santificación para todos.

Es importante señalar que es un camino que se nos ofrece, y el fruto de nuestras acciones y de nuestra vida es el fruto para la vida eterna: «…el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna…»(cf. Jn 4,36).

2. No nos cansemos de hacer el bien. Cuaresma 2022

A veces estamos abatidos, cansados, desilusionados y sin fuerzas para continuar, pero en estos momentos se nos llama a poner nuestra fe y esperanza en el Señor.

Es su Resurrección la que nos anima nuestra esperanza terrena con la esperanza de la vida eterna, por ello podemos acoger las palabras de San Pablo de que no nos cansemos de hacer el bien.

Para fortalecernos, nos invita a la oración, el ayuno y la caridad.

• Jesús nos invita a orar «…orar siempre sin desfallecer…» (Lc 18,1), necesitamos orar a Dios, somos frágiles y nosotros no nos bastamos solos. Estamos todos en la misma barca donde nadie se salva sin Dios, porque solo el misterio pascual de Jesucristo nos abre el camino al cielo.

• En éste tiempo principalmente nos pide la Iglesia el ayuno, éste nos ayuda a fortalecer nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. Al igual se nos invita a acudir al sacramento de la Penitencia pidiendo perdón por nuestra faltas ante Dios.

• La caridad, principal respuesta al amor. Especialmente estemos atentos a quien necesita de nosotros, busquemos, llamemos o visitemos a quien pueda necesitarnos.

3. Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos.

La Cuaresma nos recuerda cada año que hacer el bien no se alcanza en el momento, sino que es un día a día, donde se nos requiere de constancia y dedicación.

Es importante, no desistir y si en algún momento nos caemos, siempre buscar a Dios que El nos tiende la mano y nos levanta de nuevo. Por tanto, apoyémonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia.

El ayuno prepara la tierra, la oración la va regando y la caridad la fecunda. Por ello practicando el amor con todos nos unimos a Cristo que dio su vida por nosotros y vamos participando hacia el reino de los cielos .

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Escrito por Mercedes Roldán.