Cada año, la Iglesia católica celebra el mes de la Biblia en el mes de septiembre. En él se conmemora a San Jerónimo, que dedicó toda su vida al estudio de la misma y a la traducción del griego y hebreo al latín.
Este año queremos centrarnos en el libro de los Salmos.
Etimológicamente hablando, la palabra «Salmo», viene de la palabra latina «psalmus», que viene a su vez de la palabra griega «psalmoi», que significa alabanza.
Los Salmos vienen presentados como una serie de poesías y cánticos de diversas épocas y autores, que con el pasar del tiempo fueron agrupándose.
En ellos vemos la oración del pueblo de Israel que se ha ido gestando a lo largo de los años, plegarias y súplicas dirigidas a Dios.
Unas llenas de confianza y alabanza, otras de petición y desesperación, momentos de acción de gracias y serenidad que han sido marcadas por las circunstancias del tiempo.
Este cantoral como así se le denomina, es de un carácter poético muy bonito, lleno a su vez de un contenido existencial y teológico.
¿Cuántos son los Salmos en la Biblia?
El libro de los Salmos está compuesto por 150 Salmos, llenos de experiencias de vida.
Los podemos dividir en 14 tipos diferentes.
A su vez estos 14 tipos se pueden agrupar en 5 familias compuestos por distintos Salmos.
- Himnos: Himnos de alabanza, Salmos de la realeza del Señor y Cánticos de Sión.
- Salmos individuales: Súplica individual, Acción de gracias individual y Confianza individual.
- Salmos colectivos: Súplica colectiva, Acción de gracias colectiva y Confianza colectiva.
- Salmos reales o regios.
- Salmos didácticos: Liturgias, Denuncias proféticas, Históricos y Sapienciales.
¿Quién escribió los Salmos?
A lo largo de la historia, se le ha atribuido al rey David, como autor de la mayor parte de los Salmos, desde el Talmut (tradición bíblica hebrea), los padres de la Iglesia, hasta la tradición cristiana.
Esta atribución se fundamenta en distintos pasajes bíblicos que le atribuyen con un talento especial para la poesía y la música.
Sin embargo, los estudios demuestran la variedad de estilos y referencias de distintas tradiciones y acontecimientos históricos, que nos hace entender que la obra no es el resultado de una sola época por lo tanto no puede ser de un solo autor.
¿Cómo entender los Salmos?
Los Salmos, al leerlos, podemos entenderlos como un camino que se va recorriendo paso a paso con la mirada puesta en Dios.
Este caminar en su Presencia nos recuerda la necesidad de alabanza y adoración.
Son como una especie de guía que nos enseña a caminar por una senda justa. Nos van enseñando cómo hacerlo, nos consuelan en los momentos de dificultad, nos dan esperanza para seguir.
Los Salmos en la Iglesia católica
Esta oración ayudó a la consolidación de la fe cristiana a medida que la Iglesia se expandía. Por donde se extendía, los cristianos se reunían para rezarlos.
Tienen tanta importancia, que forman parte fundamental del Oficio Divino y junto a la Sagrada Eucaristía, constituyen parte de la oración pública y oficial de la Iglesia.
En todas las Eucaristías, entre las lecturas de la Liturgia de la Palabra se lee un Salmo. Su finalidad es la alabanza a Dios por las obras de bondad a lo largo de la historia humana.
Es importante nuestra participación en la respuesta con el salmista, ya que a través de ella, hacemos propia Su palabra, haciéndonos participes de la historia de Salvación.
Es fundamental tener en cuenta, que los salmos son para encarnarlos en nosotros mismos y vivirlos, no sólo leerlos.
Jesús y los Salmos
Sabemos por la Biblia que los Salmos acompañaron a Jesús a lo largo de su vida. En su oración los tenía presentes, así como junto a sus padres, especialmente en las peregrinaciones a Jerusalén.
En el pasaje de la Última Cena también los recitó: «Y cantando los himnos, salieron hacia el monte del los Olivos»(Mt 26,30).
En la cruz recurrió al salmo expresando su dolor y abandono en las manos del Padre: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» ( Sal 22,2) como leemos en Mt 27,46.
En otro de ellos, muestra cómo hace referencia a Él mismo:
"Aquí he venido. Está escrito en el rollo del libro que debo hacer tu voluntad. Y eso deseo, Dios mío... " (Sal 40,8-9)
Son la oración del Antiguo Testamento por excelencia, siendo inspirados por Dios para nuestra relación con Él. Tienen un valor incalculable.
En el Nuevo Testamento, vemos cómo los salmos han dado fe de lo escrito y dicho, para la salvación de la humanidad.
Bibliografía recomendada sobre los Salmos
A continuación os recomendamos algunos libros para rezar y profundizar los Salmos:
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Escrito por: Mercedes Roldán.