«Ningún carisma basta por sí solo». El final de los espacios cerrados.

 

Ningún carisma basta por sí solo

«Ningún carisma basta por sí solo«. Se suele pensar que los carismas son monopolio de los religiosos y religiosas pero, según el Papa, «no son un patrimonio cerrado, limitado a una institución o a un grupo para que lo custodie».

Si no que son dones que el Espíritu da a las personas, integradas en el cuerpo eclesial y atraídas «hacia el centro que es Cristo».

 

Los destinatarios de un carisma

Los destinatarios de estos dones son todos los cristianos, y en la Iglesia la mayor parte de los carismas que han dado a luz a Institutos de vida consagrada proceden de laicos, como san Francisco y santo Domingo.

Entre los cristianos hay religiosos y religiosas para quienes serlo, una manera concreta con la que el Espíritu les llama a pertenecer a la Iglesia, mostrando y promoviendo significativamente un particular carisma.

 

El significado de carisma

El carisma, de hecho, no indica en primer lugar una función.

El término deriva de charis, es decir, gracia, caricia de Dios, que entrega como don la libertad individual de algunos impulsos interiores.

Abrirse a un carisma significa, por tanto, aceptar, cuidar y alimentar lo que ya se tiene y convertirse en lo que ya  se es potencialmente.

En sí mismos, los portadores de un carisma no son necesariamente personas mas «virtuosas» que otras, sino personas que «son» y que hacen lo que son (vocación). Es el ser profundo de una persona que se manifiesta y brilla.

 

Rino Cozza

Es presbítero de la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo).

Graduado en Teología dogmática, se doctoró en Teología pastoral y colabora con la publicación mensual Testimonio, del Centro Editorial Dehoniano .

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