La Jornada Mundial de la Juventud 2016 se aproxima. Del 25 al 31 de julio, jóvenes de todo el mundo se reunirán en Cracovia, cuna de San Juan Pablo II. Son ya treinta años de Jornadas. La juventud que participa va cambiando. Este año son muchos los hijos de aquellos primeros jóvenes los que visitarán Polonia. Sin embargo, creo que aquellos y estos tienen en común, su entusiasmo, su alegría y su esperanza.
El Papa Francisco nos invita a todos a cuidar de la «Casa común», en la encíclica «Laudato Si».
Todos estamos llamados a este cuidado pero especialmente los jóvenes. Ellos son el futuro y los herederos de nuestro mundo. También la reciente exhortación»Amoris Laetitia» tiene que ser una referencia para todos estos jóvenes. La alegría del amor tiene que extenderse en la familia.
Parece que fue ayer cuando Madrid fue sede de la JMJ. Cinco años después y tras su paso por Brasil todo se repite pero a la vez ha cambiado.
Guardo un grato recuerdo de aquellos días de agosto del 2011. Siempre agradeceré haber podido acoger a un grupo de estos jóvenes en mi casa. Conocer sus costumbres, compartir la mesa y la oración con ellos fue una satisfacción que no olvidaremos. Durante unos días no hubo extranjeros en Madrid, todos fuimos ciudadanos del mundo que Dios nos ha legado.
Paulinas desea a todos los jóvenes que se acercarán a Cracovia en este Año de la Misericordia que aprovechen este momento de encuentro. Volverán con entusiasmo renovado a sus casas. Esta experiencia de la Iglesia es una experiencia de alegría. La juventud que sigue buscando a Cristo detonará una bomba de alegría y esperanza en Polonia. Esperamos que los que no vayamos sepamos también impregnarnos de su entusiasmo y los católicos del mundo seamos un reflejo de Cristo en esta vida.
¡Bienaventurada Jornada Mundial de la Juventud 2016!